Hoy
en día pasar al ostracismo es dejar de tener relevancia social, dejar
de ser famoso o importante. Pero en la antigua Grecia las consecuencias
eran algo mayores para el que lo sufría.
Sufrir ostracismo en Grecia significaba el destierro de tu ciudad o polis durante un tiempo determinado.
¿Cómo se decidía?
A mediados del primer milenio antes de
cristo, los griegos querían evitar que algún ciudadano adquiriese
demasiado poder, para ello los ciudadanos con derechos decidían,
mediante votación, si algún personaje debía pasar o no al ostracismo.
Para ello depositaban su “opinión” sobre un trozo de cerámica u “ostrakon“, pieza de donde obtiene el nombre.
Arístides o Temístocles no se libraron del ostracismo
Ejemplos fueron el de Arístides, hijo de Lisímaco y uno de los estrategas griegos en la decisiva batalla de Maratón contra los Persas, que fue condenado al ostracismo en el 482 a.C. por su enfrentamiento con Temístocles. Este decisivo general en las Guerras Médicas,
tampoco pudo evitar tener su ostracismo en el 472 a.C. El uso de esta
particular “justicia” finalizaría en el 417 a.C., ese año Hipérbolo tuvo el dudoso honor de ser el último griego enviado al ostracismo.