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Quizás no hubo otro más integro en toda Grecia que Arístides, político, magistrado y estratega militar ateniense, fue clave en las más importantes batallas de las Guerras Médicas, como Maratón o Platea, en las que ejerció como estratega.
Sin embargo ser una persona
tan importante en su polis no le valió para librarse del destierro, o
quizás fue eso lo que le condenó. Un enfrentamiento con otro popular
ciudadano ateniense, Temístocles, le valió en 482 c.C. pasar al ostracismo,
método que tras una votación los ciudadanos decidían si un personaje
debía ser desterrado de la polis. Precisamente por necesidad fue
amnistiado en el 480 a.C., la segunda Guerra Médica le puso de nuevo al
mando del ejército para derrotar a Jerjes I en la batalla de Salamina.
Arístides, el justo
Adquirió el sobrenombre de “el justo”
debido a muchas cuestiones en las que obró con justicia. Precisamente
en la votación para su ostracismo, uno de los ciudadano con derecho a
voto pero analfabeto y que nunca le había visto, le pidió que escribiera
su nombre. Este le preguntó que por que quería exiliarle, ante lo que
el hombre respondió: “Estoy cansado que le llamen Arístides el justo” y
Arístides escribió su propio nombre.