A partir del siglo VIII a. C., los griegos colonizaron nuevas
tierras por todo el Mediterráneo, primero en busca de campos por
cultivar y más tarde para comerciar con sus productos. Fueron grandes
navegantes: se orientaban con los astros, aprovechaban los vientos y las
corrientes y conocían el periodo propicio para la navegación.
Los griegos practicaban el cabotaje, que les permitía realizar paradas según sus necesidades. Intercambiaban sus mercancías, sobre todo alimentos y productos artesanales, por las propias de cada lugar. El objetivo consistía en tener el barco siempre lleno, tanto en el camino de ida como a la vuelta.
https://www.educaixa.com/microsites/El_Mediterrani_del_mite_a_la_rao/mediterraneo_griego_de_atenas_a_casa/
Los griegos practicaban el cabotaje, que les permitía realizar paradas según sus necesidades. Intercambiaban sus mercancías, sobre todo alimentos y productos artesanales, por las propias de cada lugar. El objetivo consistía en tener el barco siempre lleno, tanto en el camino de ida como a la vuelta.
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A partir del s. VIII a. C. se documenta la colonización griega del Mediterráneo. Muchas ciudades griegas, por motivos agrarios, partieron de Grecia y exploraron y ocuparon nuevos territorios con buenas tierras de cultivo. Tras entenderse con las poblaciones autóctonas, fundaron pequeños asentamientos que posteriormente se convertirían en importantes puntos estratégicos comerciales gracias al intercambio de productos.
Y estuvieron en condiciones de hacerlo porque los griegos eran grandes navegantes. Tenían todo tipo de barcos. Uno de los más importantes fue la pentecontera, que les permitió llegar a todas partes: una nave de 50 remos, vela y doble función, tanto de expedición (guerra) como mercante. La tripulación conocía bien las corrientes, los vientos y los meses más propicios para la navegación (de mayo a septiembre); para orientarse de noche, buscaban los astros en el cielo (principalmente la Estrella Polar), mientras que de día no perdían de vista la línea de la costa. Este tipo de navegación se denomina de cabotaje: no recorrían largas distancias sino que iban parando para obtener alimento y bebida, descansar, evitar tempestades, solucionar problemas técnicos… y, evidentemente, intercambiar sus productos.
Los griegos practicaban un comercio de redistribución: cada ciudad importaba los productos que necesitaba a cambio de exportar los propios. La carga principal de los barcos eran los alimentos, por ejemplo cereales, vino, aceite y salazones (que se transportaban en ánforas), así como los productos artesanales, como las cerámicas de lujo y los objetos de metal manufacturados; la carga secundaria podía ser muy variada: madera, papiro, marfil, especias, perfumes y ungüentos, tejidos, esparto e incluso esclavos.
Gracias al comercio, las ciudades crecieron y se convirtieron en importantes y prósperas polis (ciudades estado griegas) que no tenían nada que envidiar a la gran Atenas. ¡Y entre ellas, estaba Ampurias!