Hoy el día estaba integramente dedicado a visitar el corazón de la Atenas clásica: la Acrópolis y su museo y el Ágora de Atenas.
No madrugamos mucho y tras disfrutar del desayuno con vistas a la Acrópolis desde la hermosa azotea del hotel, nos dirigimos andando hacia la Acrópolis.
ACRÓPOLIS
Página web
Precio: adultos 12€, reducida 6€, niños gratis
La entrada es valida para la Acrópolis, la ladera sur, el Ágora y su Museo, Barrio y Museo del Cerámico, Biblioteca de Adriano, Ágora Romana y Templo de Zeus.
Horario: 8:00 a 19:00
La Acrópolis de Atenas es el conjunto arqueológico más importante de la ciudad y probablemente el más importante de Grecia. Acrópolis significa "ciudad en lo alto". Todas las ciudades griegas tenían sus acrópolis en alguna colina de la ciudad en las que colocaban sus zonas sagradas destinadas al culto y donde construían los templos más importantes. La Acropolis de Atenas es la más famosa de la antigüedad y alberga la joya más representativa de la arquitectura griega: el templo del Partenón. La disposición arquitectónica que vemos hoy es fruto de la planificación que hizo Pericles en el siglo V a.c. que remozó o construyó los edificios que hoy visitamos con el dinero que Atenas exigía como tributo al resto de las ciudades griegas que estaban bajo su influencia tras la victoria. La ladera sur de la Acrópolis fue urbanizada en época helenistica y romana que es cuando el recinto alcanzó su época de mayor esplendor.
A partir de ahí comenzó su decadencia. En el siglo VI, el Partenón se convirtió en iglesia cristiana, se destrozó el frontón oriental y se adosó un ábside. Luego los otomanos hicieron del Partenón una mezquita. Cuando los venecianos les atacaron, los Propileos y el Partenón eran usados como polvorín y fueron parcialmente destruídos al hacer impacto unas bombas contra ellos. Los venecianos tomaron la acrópolis y destrozaron muchas de sus esculturas antes de que los turcos la recuperaran. Los viajeros de los siglos XVIII y XIX describieron la Acrópolis como "un barrio desastrado, con chamizos incrustados en esqueletos de mármol, chimeneas humeantes, establos, suciedad y abandono".
A principios del siglo XIX el embajador inglés Lord Elgin trasladó un gran número de esculturas del Partenón a Inglaterra, (los llamados mármoles de Elgin) y tras largas negociaciones las adquirió el gobierno inglés el año 1816 para el Museo Británico de Londres.
Posteriomente comenzó la excavación sistemática del recinto así como su restauración (que aún hoy continua) que ha sacado a la luz cientos de restos que se exponen en el precioso Museo de la Acrópolis y la Acrópolis ha recuperado parte de su pasada grandeza.
La Acrópolis de Atenas fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987.
A la Acrópolis se accedía por la Vía Sacra que venía desde el Ágora y entraba en el recinto por una puerta monumental, los Propileos. Antes de entrar, a la derecha el visitante se encontraba el Templo de Atenea Niké. En el interior se agolpaban varios templos de mármol pintados de vivos colores. Una gran estatua de bronce de Atenea, realizada por Fidias, se encontraba originariamente en el centro de la terraza de la Acrópolis. A su derecha se levantaba el Partenón o Templo de Atenea Partenos (la Virgen) mientras que a la izquierda estaba el Erecteión, con su célebre stoa o tribuna sostenida por seis cariátides. La Acrópolis estaba rodeada por una muralla construida por Temistocles.
En la ladera sur de la Acrópolis había un teatro al aire libre llamado Teatro de Dioniso, donde estrenaron sus obras Sófocles, Aristófanes y Esquilo asi como un Odeón, el templo de Esculapio y una Stoa.
Alrededor de la muralla por la parte inferior de la colina discuría un camino circular llamado Peripatos. Aristóteles y sus discípulos caminaban por esta ronda mientras discutían de filosofía y por eso su escuela recibió el nombre de Peripatética.
Por la Via Sacra discurría la procesión de las Panateneas, un festival panhelenico que se celebraba cada 4 años y que culminaba con una procesión que tras atravesar la ciudad, subia hasta el Partenon donde se ofrendaba a la diosa un rico peplo o túnica tejida por las mujeres del Ática.
Estos son los edificios que componen el Recinto Arqueológico de la Acrópolis:
COLINA DEL AREOPAGO
Desde el hotel iniciamos la subida por el barrio de Plaka hasta la Acrópolis que nos llevó unos 10 minutos.
Las taquillas de la Acrópolis están a media subida en el lado oeste de la Acrópolis junto a la colina del Areópago. A pesar de que era pronto, como ya venía siendo habitual en el viaje, habia ya una cola interesante a pleno sol frente a los dos únicos puestos de atención al público de la caseta. Nada de venta on line ni tonterías de esas. Al menos admitían tarjetas... Tras unos buenos 20 minutos de cola y con las entradas en la mano, decidimos iniciar la visita subiendo a la colina del Areópago que está frente a la Acrópolis.
El Areópago o «Colina de Ares», es un gran peñasco de mármol gris de 115 metros de altura donde se reunía en el siglo V a.C. el consejo del Areópago, una institución de aristócratas y oligarcas con gran poder e influencia que controlaba a los magistrados, interpretaba las leyes y juzgaba asuntos criminales. Su poder político decayó con el advenimiento de la democracia aunque conservó su función de tribunal. En la colina también predicó el apóstol Pablo tal y como se describe en los Hechos de los Apostoles.
A la cima de la colina se sube por un tramo de escaleras labradas en la roca. La colina está sin urbanizar y salvo una pequeña plataforma junto a las escaleras, la visita hay que hacerla en plan cabra saltando de roca en roca y aviso que el suelo, como buen mármol bien pulido por siglos de pisadas humanas, es extremadamente resbaladizo y alguna caida vimos.
Aunque hay algunos restos de edificaciones, la colina en sí no tiene nada de especial salvo su interés histórico pero desde ella hay una vistas preciosas en altura de la Acrópolis si bien son mejores al atardecer ya que por la mañana teníamos el sol de frente y la luz no ayudaba.
También desde el Areopago hay hermosas vistas del Ágora y del Hefestión con la Atenas moderna de fondo:
Y mirando hacia el nordeste se percibe la lejana colina del Licabeto:
Frente al Areopágo se levanta otra colina con frecuencia utilizada por los asediadores durante los sitios de la Acrópolis: la colina Filopapos. Ahora, ademas de porque es un agradable parque arbolado, se puede visitar porque ofrece también hermosas vistas de la Acrópolis y porque alberga los restos del monumento a Filopapos, un monumento funerario construído entre 114 y 116 d.C., en honor de Julio Antíoco Filopapos. Está construido en mármol blanco del Pentélico y contiene varios conjuntos escultóricos bien conservados. Nosotros no lo visitamos pero desde el Areópago había una vista del monumento
ODEON DE HERODES ATICO
A continuación entramos en la Acrópolis. La visita se hace siguiendo un circuito que inicialmente te obliga a ir hacia el sur para ver desde lo alto el Odeón de Herodes Atico, un teatro de dimensiones bastante comedidas, más pequeño que su vecino Teatro de Dioniso aunque mucho mejor conservado.
Con una capacidad de 5000 espectadores, fue erigido por el cónsul romano Herodes Ático en el año 161 d.C. en honor a su difunta esposa. El escenario era de mármol blanco y tenía una longitud de 35 metros. En la antigüedad el teatro estaba techado por una plataforma de madera de cedro del Líbano. Esta excavado en la ladera sur de la Acrópolis aprovechando su forma para la pendiente de las gradas.
Desde lo alto la vista es sublime. Se conserva gran parte de la skene monumental que ejercía de fondo a las representaciones pero las gradas son modernas. Estaba lleno de focos y tenía un escenario de madera porque cada verano alberga el Festival de Verano de Atenas que ofrece teatro, danza, ópera y música en este escenario irrepetible.
Vista de la colina Filopapos desde el Odeón
En la pelicula Hércules de 2014 se muestra una reconstrucción idealizada de la Acrópolis que da una idea de cómo debía ser un teatro como este en su apogeo:
PROPILEOS
A continuación seguimos subiendo hacia la Acrópolis entre rebaños de turistas. En el camino estaba la puerta de salida hacia la ladera sur que más tarde visitaríamos.
La senda siguió ascendiendo hasta toparnos con la entrada monunental al recinto: los Propileos
En realidad antes atravesamos la Puerta Beulé, una puerta monumental bastante más modesta que se levanta al oeste de los Propileos, construída en el siglo III d.C. como parte de una fortificación para la defensa del recinto erigida tras la invasion de los Hérulos en el 267 d.C. El nombre Beulé es el del arqueólogo francés que la descubrió en 1852 bajo los restos de un bastión turco.
No se sabe cómo era la subida hasta los Propíleos en la antigüedad. Algunos historiadores defienden que era una rampa escalonada mientras que otros proponen un camino en zig-zag que es lo que vemos hoy.
A la izquierda de la base de los Propíleos puede verse el pedestal de una escultura de Agripa del siglo I. a. C.
Los Propíleos fueron construidos por el arquitecto Mnesicles en el marco del programa monumental de Pericles entre 437 a. C. y 431 a. C. y sustituyeron a los viejos Propileos de época de Pisístrato.
Los Propíleos, construidos en mármol del Pentélico, comprendían un edificio central rectangular que funcionaba como vestíbulo y dos alas laterales. El edificio debía salvar una gran diferencia de altura entre la puerta oeste y la que daba a la Acrópolis.
La fachada oeste se proyectó como si fuera la de un templo con 6 columnas dóricas coronadas por un frontón. Por el vano central de los 5 que determinaban estas columnas, más ancho que los demás, era por donde discurría la Vía Sagrada que recorrían las procesiones de las Panateneas.
El vestíbulo interior de 18 x 13 metros, presentaba dos filas de tres columnas jónicas flanqueando la Vía Sacra y tenía techos artesonados de mármol con vigas también de mármol de hasta 6 metros de los que aún quedan restos en algunas zonas.
La fachada interna era tambien dórica y hexástila como la de un templo. Aunque muy deteriorado, todavía se ve in situ parte del frontón.
El ala norte era la pinacoteca —la Stoa Pecile— una zoan de recreo que guardaba tablas de pintura realizadas por grandes artistas de la época y es considerada la primera galería de pintura del mundo.
El ala sur, más pequeña, se componía de una sala, que conducía al templo de Atenea Niké.
En siglos recientes, los Propileos han sido sucesivamente palacio episcopal, residencia de los duques francos de Atenas, palacio florentino y depósito de armas y polvorín en época turca. La estructura fue destruída en gran parte en el siglo XVII como consecuencia de la explosión de un depósito de pólvora.
Vista del Partenón desde los Propileos
TEMPLO DE ATENEA NIKE
La escalinata de acceso a los Propíleos está flanqueada por la derecha por una elaborada plataforma coronada por el templo de Atenea Nike.
Este pequeño templo, de estilo jónico, fue levantado en el siglo V a. C. para conmemorar la victoria ateniense sobre los persas en la batalla de Salamina (480 a.C.). El proyecto fue obra de Ictino y Calícrates, los arquitectos del Partenón y tuvo que adaptarse al pequeño espacio que se le asignó: una plataforma de los Propileos sobre la escalinata de acceso.
En la antigüedad el acceso al templo se realizada desde una escalera que subía desde los Propileos y en esta fachada había un pequeño altar para sacrificios. Ahora el templo no se puede visitar y solo se ve desde la escalinata de los Propileos en una vista en contrapicado que no permite admirarlo con el tiempo y la tranquilidad que merece por lo que es un poco decepcionante.
No obstante es un templo delicioso. Es un edificio muy pequeño casi "de juguete" aunque muy armonioso, parecido a los pequeños tesoros que habiamos visitado en Delfos y Olimpia lo que le da un encanto especial. Es un templo anfipróstilo con 4 columnas en ambos lados con una pequeña cella de 4x4 metros que cobijaba una imagen de Atenea personificada como Niké, diosa alada símbolo de las victorias navales, con sus alas cortadas para que nunca pudiese abandonar la ciudad.
El templo, en su estado actual, ha sido fielmente restaurado, pero ha perdido parte del entablamento, la cubierta y los frontones. El friso es una copia. El original representaba a Atenea, Zeus y Poseidón ayudando a los atenienses. Parte de él se expone en el museo de la Acrópolis y 4 bloques están en el Museo Británico.
Los laterales del bastión sobre el que se levantaba el templo estaban protegidos por un parapeto de 42 metros de longitud hecho con losas de marmol decoradas con relieves esculpidos, algunos de cuyos restos se exponen también en el Museo.
Tras atravesar los Propíleos entramos de lleno en la enorme explanada de la Acrópolis llena de ruinas y turistas.
En esta zona el visitante antiguo encontraba a su izquierda varios edificios administrativos entre los que estaba la casa de las Arréforas, el lugar donde cuatro jóvenes atenienses de familias nobles elaboraban el peplo ofrendado a Atenea en las procesiones de las Panateneas.
A su derecha descubría el pequeño santuario de Artemisa Brauronia, un templo dórico con dos pórticos del siglo V a.C dedicado a Artemisa Brauronia, divinidad representada como una osa y protectora de las mujeres embarazadas y del parto, construído en el 430 a.C y del que apenas queda nada. Adosado a él estaba la Calcoteca, un edificio dórico en el que se almacenaban armas, utensilios y vasijas de bronce utilizados en procesiones rituales.
Frente a la fachada este de los Propíleos, se alzaba majestuosa la estatua de bronce de unos 15 m de Atenea Promacos realizada por Fidias. Promacos significa "la que combate en primera línea de batalla". Se calcula que se necesitaron aproximadamente tres toneladas de bronce para su realización y unos 180 trabajadores. Ahora es bastante decepcionante comprobar que solo se conserva parte del pedestal donde estaba situada visible entre el Erecteión y el Partenón y es que el bronce era muy preciado en la Antigüedad y son múltiples las ocasiones en las que se han transformado bellas obras de arte en cañones para la guerra.
EL PARTENÓN
Pero estos restos menores no llaman nada la atención al turista mainstream y los ojos (y las hordas turísiticas) se van indefectiblemente hacia la joya de la Acrópolis: el templo del Partenón.
El Partenón es uno de los principales templos dóricos griegos y uno de los mejor conservados. Fue construido entre los años 447 y 432 a. C. por Pericles como agradecimiento de la ciudad a Atenea por su victoria contra los persas bajo la direccion de los arquitectos Ictino y Calícrates.
El Partenón es un templo períptero realizado integramente en mármol pentélico de 69,5 metros de largo por 30,9 de ancho, con 8 columnas en los pórticos y 17 en los lados, todas de estilo dórico y de 10,4 metros de altura.
La decoración escultórica es obra de Fidias que es también el autor de la gran estatua crisoelefantina de Atenea Partenos, una escultura de 12 metros de altura en oro y marfil que albergaba el templo. El gran tamaño de la estatua condicionó el diseño del Partenon ya que se necesitaba una cella de más de 18 metros de altura que se dividió en 3 naves por una doble columnata conformada por dos órdenes superpuestos de estilo dórico. La nave central medía diez metros de anchura. La estatua se levantaba al fondo de la cella frente a un amplio estanque que reflejaba su imagen. Al lado este habia otra pequeña cella dedicada a Atenea Polías (protectora de la ciudad).
La decoración escultórica del Partenón es una combinación única de las metopas (esculpidas en altorrelieve extendiéndose por los cuatro lados externos del templo), los tímpanos (rellenando los espacios triangulares de cada frontón) y un friso (esculpido en bajorrelieve abarcando el perímetro exterior de la cella). En ellos se representan varias escenas de la Mitología griega. Describiré con detalle la decoración cuando hable de ella en el Museo de la Acrópolis.
El Partenón conservó su carácter religioso a lo largo del tiempo como iglesia bizantina, como iglesia latina y como mezquita musulmana. Pero en 1687, los turcos utilizaron el Partenon imprudentemente como depósito de pólvora durante el sitio por la República de Venecia. Una de los cañonazos venecianos impactó en el Partenón y causó una enorme explosión que destruyó gran parte de la edificación, preservada en buenas condiciones hasta ese entonces.
A principios del siglo XIX, el embajador británico en Constantinopla, Thomas Bruce Elgin, decidió quitar la mayor parte de la decoración escultórica que quedaba del monumento (frisos, métopas, frontones) y trasladarla a Inglaterra para venderla al Museo Británico, en donde todavía se exhibe, siendo una de las colecciones más significativas del museo en la actualidad.
El Partenón esta continuamente en restauración. Yo tuve la suerte de visitar Atenas hace 20 años y recuerdo el Partenón ya en obras. Y así nos lo encontramos en nuestra visita, con toda la fachada occidental cubierta de andamios, gruas y obreros. Frente a la fachada oeste había una gran acumulación de restos arquitectonicos esperando su definitiva colocación en el templo.
Sin embargo el Partenón es un templo enorme, masivo e impresionante, el más impactante de toda nuestra visita a Grecia. Desafortunadamente no se puede visitar el interior y el turista únicamente pude dar una vuelta alrededor del templo, admirarlo a distancia e intentar imaginarselo sin andamios en todo su esplendor.
Asi lo hicimos y fuimos hacia el lado sur del templo que también estaba con andamios y cuya vista estaba obstruída por casetas de obra y paneles inormativos sobre el proceso de restauración.
Precisamente en este lado está la única fuente de la Acrópolis. No hay bares ni cafeterias ni maquinas que proporcionen bebida asi que bien haríais en proveeros de agua antes de la visita la Acrópolis o bien disponeros a aguantar una larga cola en la fuente.
Desde el lado sur de la Acrópolis se disfruta de magníficas vistas de la ladera sur, del Museo de la Acrópolis, del templo de Zeus y de Atenas.
Teatro de Dioniso
Museo de la Acrópolis
Templo de Zeus
El pórtico oriental del templo es el más fotogénico ya que está recién restaurado y no tiene apenas andamios pero toda la zona tiene un aire a obra en construcción y da un poco de pena porque podían tener la zona un poco más cuidada (como en general toda Grecia, todo hay que decirlo). Hay que recordar que todas las esculturas que vemos son réplicas ya que los originales están expuestos en diferentes museos.
Frente a la fachada del este se levantan los cimientos del templo de Roma y Augusto, un pequeño edificio circular erigido en el 27 a.C. tras la proclamación de Augusto como emperador de Roma.
Al fondo del recinto de la Acrópolis hay una pequeña plataforma con una enorme bandera de Grecia desde donde las vistas de la ciudad son espectaculares y donde son habituales las tortas entre los turistas para hacerse la foto-de-mi-cara-con-el-Partenón que debe incluir todo viaje vacacional a Grecia:
Observese el sudorcillo que provoca hacer turismo a 40º y la manada turistica que constituye el fondo de toda fotografia panorámica de la Acrópolis
Aprovechamos ese momento para reponer liquidos y asomarnos a los restos de murallas del lado norte desde donde echamos un vistazo al camino perimetral que discurre por la ladera de la Acrópolis, el peripatos.
El peripatos
En al esquina sudeste de la colina está el antiguo Museo de la Acrópolis un edificio con aspecto de bunker que afortunadamente ya no ejerce como tal desde que en 2009 se abriera el maravilloso nuevo Museo de la Acrópolis en la ladera sur.
Siguiendo nuestro recorrido circular por el lado norte llegamos hasta el segundo templo más importante de la Acrópolis, el Erecteion. Entre éste y el Partenón se ven los restos del antiguo Templo de Atenea, construido antes del 625 a.C., edificado a su vez sobre un palacio micénico. Era un templo dórico períptero con 6x12 columnas. En su interior había una estatua de Atenea Prolias realizada en madera de olivo. El edificio fue dañado por los persas durante la Segunda Guerra Médica (480 a. C.) y nunca fue reconstruido ya que fue sustituido por el Partenón. Algunas partes de su entablamento se incorporaron al muro de fortificación de la Acrópolis. Restos de su decoracion escultorica se muestran en el Museo de la Acrópolis.
EL ERECTEION
El Erecteión es un templo jónico construído entre 421 a. C. y 406 a.C. también en mármol pentélico que albergaba algunas de las reliquias más antiguas y más sagradas de los atenienses.
Fachada este del Erecteion
El templo está constituido por varios santuarios, tres de ellos dedicados a Atenea, Poseidón y Hefesto mientras que los otros están dedicados a miticos héroes y reyes de los Atenienses: Butes, Cécrope y Erecteo.
Esta proliferación de santuarios condicionó su arquitectura que es más irregular y caótica que la de los templos griegos normales. El arquitecto fue Filocles y consiguió conciliar en un único edificio las necesidades de los diversos ritos, así como los problemas impuestos por un terreno irregular, que la tradición no permitía nivelar; es más, justamente jugando con tales irregularidades, realizó una de las construcciones más originales del arte clásico. El templo está construído sobre una pendiente, de manera que los lados norte y oeste están situados cerca de 3 metros más bajos que los lados sur y este.
El templo tiene dos cellas:
La cella este es la más grande y está dedicada a Atenea. Tiene un pronaos con 6 columnas jónicas. Albergaba el «xoanon» o antigua estatua de madera de Atenea, que se decía que era un regalo de Zeus que había caído del cielo y había sido consagrada por Cécrope, rey mítico del Ática. Esta estatua de Atenea era la principal imagen de culto en Atenas. Ante la estatua de la diosa ardía, permanentemente encendida, una «llama eterna» en una lámpara de aceite de oro con forma de palmera. En esta naos se guardaban también trofeos y tesoros de las Guerras Médicas, entre otros, la espada de Mardonio, el comandante persa en la batalla de Platea.
La cella oeste está adosada a la cella este practicamente como si fueran dos templos unidos. Está formada por 3 naves a las que se accede por la fachada norte, a través de un gran vestibulo con un pórtico con cuatro columnas jónicas en la fachada y dos en los laterales. Este pórtico esta tres metros por debajo del de la fachada este y por lo tanto hay que bajar unas escaleras para acceder a él. En el pórtico hay un orificio en el pavimiento que dejaba ver unas marcas en una roca hechas según la tradición por el tridente de Poseidón. Debajo del pórtico se encuentra una bóveda que posiblemente alojaba la serpiente sagrada de Erecteo a la que los atenienses ofrecían todos los meses tortas de miel.
La cella más grande estaba dedicada a Poseidón y también alojaba la tumba de Erecteo y el «mar de sal», un pozo de agua sagrada dedicado a Poseidon. En el lado sur, esta cella tenia comunicación con el famoso pórtico de las Cariátides, que tenía seis columnas formadas por estatuas de mujeres jóvenes drapeadas, de 2.3 metros de altura, que soportaban el entablamento. Las que se encuentran in situ son réplicas. Cinco de las originales se encuentran en el Museo de la Acrópolis protegidas de la corrosión y de la polución, y la otra (robada por el saqueador Elgin junto con los mármoles del Partenón) está (como no) en el Museo Británico de Londres. Estas mujeres eran ciudadanas de la ciudad de Cariátide en el Peloponeso, que había colaborado con el invasor persa, y tras la victoria los atenienses vendieron a sus mujeres como esclavas y condenadas a soportar duras cargas. Estas estatuas se esculpieron como ejemplo que recordara la suerte de los que colaboraban con el enemigo, condenadas durante toda la eternidad a aguantar el peso del templo.
Desde la cella mayor se abrían dos puertas que comunicaban con dos cellas menores dedicadas al legendario guerrero ateniense Butes y al dios Hefesto respectivamente.
El pórtico norte también daba acceso al Pandrosio, un recinto situado al oeste del templo que estaba dedicado a la ninfa Pandrosia, hija del rey Cécrope. Este recinto estaba formado por un patio rectangular parcialmente rodeado de muros que albergaba una estatua de Zeus Herceo (protector de la tierra) y el mítico olivo ofrecido por Atenea a la ciudad de Atenas después de su victoria sobre Poseidón por el control del Ática. El árbol que vemos ahora fue plantado en 1917. Al sur del recinto y parcialmente por debajo del pórtico de las cariátides estaba tambien la tumba del mítico rey Cécrope.
En el siglo VII, el Erecteión fue transformado en iglesia bizantina y los muros interiores fueron destruidos. En 1463, fue transformado para alojar el harén del comandante turco de la Acrópolis y el pórtico norte fue tapiado. Luego fue usado como polvorín (que manía la de estos turcos de guardar la polvora en sitios tan destruibles...) y también explotó en un ataque veneciano, destruyendo el techo y sufriendo otros daños menores.
El interior del Erecteion tampoco se visita y nos tuvimos que conformar con dar una vuelta alrededor del edificio. No obstante es un templo muy elegante, de escala mucho más humana que el Partenón y con una arquitectura ciertamente caótica pero armoniosa que le confiere mucho encanto.
Con esta visita, realizada a pleno sol (escribe 100 veces: hay que evitar visitar ruinas en julio, hay que evitar visitar ruinas en julio...), nos despedimos de la Acrópolis, volvimos a salir por los Propíleos y bajamos hacia la ladera sur de la colina a conocer el resto de edificios del conjunto arqueológico.
TEATRO DE DIONISO
Bajamos por la ladera sur por el lateral del Odeon de Herodes hasta el Peripatos y lo seguimos hacia el este. A nuestra izquierda pasamos por delante de los restos del Asclepeion, un santuario curativo consagrado al dios Asclepio que incluía los restos de un pequeño templo, un pórtico donde se alojaba a los enfermos y un altar para las ofrendas que no tenían gran interés.
A nuestra izquierda aunque a un nivel inferior que no se ve desde el peripatos, se levantaba en la antigüedad la Stoa de Eumenes, un pórtico columnado erigido por el rey Eumenes II de Pérgamo para servir como lugar de reunión y de paso a los visitantes del Odeón de Herodes Ático y del Teatro de Dioniso. La stoa, de 163 m x 17,65 m y con dos galerías separadas por columnas y dos pisos de altura, fue destruída por los Hérulos en 267. Algunos materiales de este monumento se usaron en la Puerta Beulé de la Acrópolis. Las arcadas restantes, visibles actualmente y pertenecientes a un muro de contención, se integraron en la muralla defensiva bizantina del año 1060.
© Alexander Burakov
Así llegamos a los restos del Teatro de Dioniso que formaba parte de otro santuario dedicado al dios del vino. En sus ritos se incluian representaciones teatrales a las que el público inicialmente asistía sentado en la ladera de la colina. Luego se construyeron gradas de madera y finalmente en la segunda mitad del siglo VI a. C. se constuyó un teatro permanente de piedra. Al este del teatro se pueden ver los restos del Antiguo Templo de Dionisio, con el altar al este, y la llamada Stoa Dórica, en la parte norte del santuario.
El teatro, que tenía 78 filas de gradas y capacidad para 15.000-17.000 espectadores, era el mayor de la Grecia antigua aunque hoy la visita es poco impresionante ya que la mitad superior del graderío está sin excavar cubierto de tierra y arbustos.
En el centro de la primera grada había 67 asientos tallados en mármol decorado que estaban reservados para dignatarios de la ciudad
Persisten algunos restos escultóricos de la skene que estaba profusamente decorada.
Y tras visitar el teatro nos lanzamos hacia la salida y hacia sus máquinas expendedoras de agua fría.
El recorrido nos había llevado unas 3 horas y es una visita imprescindible aunque nos pareció que los griegos tienen la Acrópolis bastante abandonada, con una sensación de provisionalidad y de sitio permanentemente en obras similar, por otra parte, al que ofrecen todos los sitios arqueológicos griegos. Además había demasiada gente y el hecho de no poder visitar los templos por dentro decepciona un poco. Sin embargo esta sensación agridulce desapareció tras visitar el Museo de la Acrópolis.
MUSEO DE LA ACROPOLIS
Pagina web
Horario:
Martes a jueves: 9:00 a.m. - 5:00 p.m.
Viernes: 9:00 a.m. - 10:00 p.m.
Sábado y domingo 9:00 a.m. - 8:00 p.m.
Precio: 5€, reducida 3€, niños gratis
Simplemente cruzando la calle Dionynisiou Areopagitou nos topamos con el Museo de la Acrópolis, uno de los museos más bonitos e interesantes que he tenido el placer de visitar en toda mi vida.
Y no solo por la arquitectura, que es magnifica, sino por la maravillosa distribucion de sus contenidos que se exhiben en un recorrido cronológico ascendente extraordinariamente didáctico.
El museo es un edificio de 3 plantas de planta trapezoidal completamente acristalado, obra de los arquitectos Bernard Tschumi y Michalis Fotiadis. El museo tiene 25.000 metros cuadrados, es tremendamente luminoso ya que todas sus paredes son de cristal y apenas tiene paredes haciendo que el recorrido expositivo sea muy fluido. Fue inaugurado en el año 2009 para sustituir al raquítico y obsoleto antiguo museo de la Acrópolis, construído en el siglo XIX en la esquina sudeste de la Acrópolis.
Al vaciar el solar en el que se construyó se encontraron restos urbanos de la Atenas clásica que se han excavado, adecentado y consolidado y que ahora se exhiben en el subsuelo del museo, visibles desde el patio de entrada y que proximamente se podrán visitar.
VESTIBULO Y PLANTA BAJA
En el vestíbulo tras pasar el control de entrada están las taquillas (¡sin colas, por primera vez en todo el viaje a Grecia!) ademas del guardarropa y un salón de actos. En esta zona se exhiben 4 maquetas de la evolución histórica de los edificios de la Acrópolis desde su origen micénico hasta su época de máximo esplendor en el siglo V a.C. además de un audiovisual de su historia.
Una vez pasados los tornos de entrada entramos en el primer espacio del museo, llamado la Sala de las Laderas de la Acrópolis que muestra hallazgos provenientes de los santuarios fundados en las laderas de la Colina Sagrada, asί como de los asentamientos prehistóricos en las faldas de la Acrópolis.
La sala es un enorme pasillo que va ascendidendo lentamente casi hasta el nivel del primer piso, imitando la ladera de la colina. El suelo ofrece zonas transparentes que muestran más cimientos de edificios de la Atenas clásica encontrados durante la construcción del Museo. Mirando hacia arriba, desde este pasillo inicial tenemos una vista sin obstáculos de todo el vano central del museo hasta el suelo de la última planta que también es transparente (aviso a las chicas, no se debe traer falda a este museo porque se os ve tooooodo). Esta sala es muy bella pero es la menos atractiva del museo.
PRIMERA PLANTA
La sala de las Laderas de la Acrópolis termina en unas escaleras que completan el ascenso a la primera planta. La primera parte de esta planta se dedica al Periodo Arcaico. En lo alto de la escalinata se exhibe el frontón del Hecatonpedon, el templo más antiguo del recinto que ocupaba el solar en el que ahora se levanta el Partenón. Este era un templo dórico de 100 metros de largo del que apenas sobreviven algunas esculturas de su frontón oriental (un león devorando una pierna) y del fronton occidental (Hercules de rodillas luchando con Tritón y un monstruo de tres cabezas) que se exhiben ahora en el mismo fonton, junto a otras piezas menores.
© Museo de la Acrópolis
Girando hacia la derecha pasamos a la Sala de las Obras Arcaicas, un espacio expositivo de columnas de hormigon gris y suelo de mármol blanco, bien iluminado por la luz que entra a raudales por una pared de cristal, y que exhibe sobre pedestales minimalistas un gran numero de esculturas arcaicas, la mayoría ofrendas o exvotos de fieles a los templos.
Entre ellas hay esculturas que hemos visto miles de veces en libros de texto como el Moscóforo, la Kore del peplos, el Jinete Rampin o el Efebo de Kritios. Todos ellos muestran los habituales ojos almendrados y la media sonrisa típica de la época arcaica del arte griego. También se puede comprobar como estaban policromadas y muchas aún exhiben restos de color.
También se exhiben en esta sala restos de la decoración escultural del frontón del antiguo templo de Atenea, situado entre el Erecteion y el Partenón, que representa, también en estilo arcaico, una Gigantomaquia.
© Museo de la Acrópolis
El contraste entre el gris de columnas y paredes, el blanco del suelo y el mármol amarillento de las esculturas junto con el juego de luces y sombras es precioso y los amantes del arte podrían pasarse el día entero contemplando las esculturas de la sala (y los amantes de la fotografía, fotografiandola ).
Continuando la visita pasamos a la zona donde se mostraban maquetas y restos arquitectónicos de los Propíleos. Junto a ella se muestra el friso del templo de Atenea Nike (al menos la parte que no está en el Museo Británico) así como los paneles de mármol esculpidos pertenecientes al parapeto del bastión sobre el que se levantaba.
Friso del templo de Atenea Nike © Museo de la Acrópolis
Pero la joya de esta zona es el área dedicada al Erecteion y especialmente las 5 cariátides originales que se exhiben en el vano central del museo (la sexta está en ¿lo adivinais? Exacto , en el Museo Británico!!). Estan colocadas en la misma ubicación que tenían en el templo. Es maravilloso poder observar las esculturas tan de cerca, casi tocándolas y recrearse en los detalles de sus ropas o de sus peinados y disfrutar de la maravillosa cercania de la historia.
Otra de las piezas más importantes de esta zona es el relieve de Atenea Pensativa, obra maestra del estilo severo.
Completando la vuelta al nivel 1 visitamos en la parte norte la sala dedicada a los hallazgos posteriores al siglo V a.C. que mostraba esculturas romanas, edictos en piedra, objetos votivos helenísticos e incluso algunas obras de arte bizantinas halladas en las excavaciones de la Acrópolis.
SEGUNDA PLANTA
El nivel 2 es una planta de transición en la que hay una zona interactiva para niños, la tienda y la cafeteria del Museo y una pequeña sala de lectura con vistas a las Cariátides (¡impagable!)
La cafetería se asoma a la Acrópolis y tiene un patio precioso desde donde las vistas del Partenon son sublimes (y desde donde tambien se ve la embajada de España, por cierto).
También hay una zona-mirador que ofrece una vista preciosa desde lo alto de la sala de las esculturas arcaicas.
TERCERA PLANTA
La tercera planta es la más espectacular del museo. Se diseñó para mostrar en todo su esplendor las esculturas del Partenón. Las escaleras desembocan en la zona central de la planta (la del suelo transparente, recordad) que es un núcleo rectangular de hormigón de las mismas dimensiones y orientaciόn que la cella del propio Partenόn en el que se muestran dos maquetas de los frontones del templo y donde hay una pequeña zona de video que proyecta un audiovisual del templo.
Desde esta sala se accede a un pasillo perimetral exterior que muestra en la pared de ese cubo de hormigón central, el friso del Partenon en el mismo orden y ubicacion en que estaban en el templo, tal y como debian verlo los antiguos en su primitivo emplazamiento, si bien a un nivel más bajo para facilitar la contemplación. Se exhiben las planchas de mármol originales y las piezas que están en otros museos se han sustituidos por copias. Cada plancha tiene un panel explicativo con una representación esquematica de los personajes y la ubicación actual en caso de ser una copia.
El friso de la cella estaba formado por 115 placas con 378 figuras de hombres y dioses y 245 de animales en una procesión de las Panateneas, el festival religioso más importante de Atenas. La escena se desarrollaba a lo largo de los cuatro lados del edificio. De las 115 placas han sobrevivido 94, 36 en el museo de la Acrópolis, 56 en el British, una en Viena y una en el Louvre.
© Museo de la Acrópolis
El friso está rodeado por una columnata de columnas de acero, en el mismo número y ubicacion que las originales del Partenon. Entre ellas y colocadas en altura se muestran las 92 metopas del entablamento del templo, tanto las originales como las copias de las que no están en Atenas. En ellas se representaba la gigantomaquia en el lado este, la amazonomaquia en el oeste, la centauromaquia en el sur y escenas de la guerra de Troya en el norte.
© Museo de la Acrópolis
Metopas del Partenon: La centauromaquia
Por último, en los extremos de la sala y ya a nivel del suelo se muestran las gigantescas esculturas de los frontones del templo. El del lado oriental representaba el nacimiento de Atenea
© Museo de la Acrópolis
El fronton del occidental mostraba la competición entre Atenea y Poseidón para convertirse en el patrón protector de Atenas.
También se exhiben los restos de las monumentales acróteras del templo.
Y todo esto en un espacio completamente rodeado por paredes de cristal que dejan pasar una maravilosa luz natural y con vistas al verdadero Partenón que se encuentra a apenas 500 metros hacia el norte de la sala.
Es un lugar maravilloso y expositivamente es de los montajes museísticos más pedagógicos que he visto en mi vida. La pena es que para ver la mayoría de los originales mejor conservados haya que ir a Londres. No me extraña que los griegos no cejen en su empeño de conseguir que los piratas ingleses les devuelvan los mármoles del Partenón. Puedo entender que no se devuelvan obras de arte a paises inestables pero me parece una total injusticia que los ingleses no devuelvan estos restos a un pais democrático y miembro de la Unión Europea para ser exhibidos en este maravilloso contenedor junto al templo del que una vez fueron parte.