viernes, 3 de junio de 2016

DE ESTE MITO VIENE EL NOMBRE DE IRA

Eris (pintura ateniense, c. 575-525 a. C.) | Wikipedia

Eris o Éride era la hermosa diosa de la discordia en la mitología griega. En la mitología romana su equivalencia era la diosa Discordia. Y sus opuestas eran Harmonía o Concordia, según estuviéramos en Grecia o Roma.

La historia de Eris está asociada a la guerra de Troya puesto que fue la responsable de los acontecimientos que llevaron al rapto de Helena por Paris. Años atrás, Eris asistió a la boda de Peleo y la nereida Tetis, los padres de Aquiles, que se celebró en la cueva de Quirón, en el monte Pelión. Fue una boda maravillosa y por todo lo alto a la que estaban invitados casi todos los dioses del Olimpo, al menos los más glamourosos. Todos menos Eris, que ante el agravio, se presentó sin estar invitada con el fin de liarla parda.

En pleno banquete de boda, y al igual que se hace en la actualidad con el ramo de flores, Eris lanzó a las invitadas una manzana de oro con la inscripción «Para la más bella». La pelea quedó entre las diosas Hera, Atenea y Afrodita. Todas querían ser las más guapas y se creían merecedoras de poseer la manzana de Eris, la manzana de la discordia. 

Se crearon tres bandos que discutieron acaloradamente sobre la belleza de una u otra, hasta que un hastiado Zeus pensó en llamar a alguien imparcial, por ejemplo un mortal, para que pusiera orden y actuara como juez. El elegido fue el príncipe Paris, hijo de Príamo y Hécuba, los reyes de Troya. Y el encargado de darle la buena nueva al cándido Paris fue Hermes (Mercurio), el mensajero de los dioses, que en esta ocasión fue acompañado de las tres bellas diosas en disputa. 

Paris vio venir la catástrofe, ya que eligiera a quien eligiera y dentro de la dificultad de la belleza de las tres, se buscaría problemas con los fans de las perdedoras. Unos fans que incluían dioses y demonios del inframundo. Era una decisión muy difícil y se dispuso a escuchar propuestas o promesas no muy legales, por decirlo de alguna forma. Las tres diosas en su desesperación sedujeron a Paris con darle algo a cambio de ser elegidas. Hera le prometió riqueza y poder, Atenea el don de la sabiduría y la prudencia, y Afrodita le ofreció el poder para seducir a Helena de Esparta, la que estaba considerada como mujer más bella y hermosa de la Tierra.

La elección fue rápida y clara para Paris -recordad que era un mortal y los mortales somos así- y dictaminó que la manzana de oro de Eris la merecía Afrodita. Las despreciadas diosas Hera y Atenea prometieron venganza y destrucción. Después vino lo que ya conocemos aunque sea por el cine, el rapto de Helena y la guerra de Troya.