El Papa Julio II encarga a Rafael esta obra en 1510 para decorar una de las paredes de las estancias del Vaticano. El motivo es la filosofía.
Platón a la izquierda, con una mano sosteniendo su obra El Timeo y con la otra señalando hacia el cielo, hacia “el Mundo de las Ideas” y Aristóteles a la derecha portando su Ética para Nicómaco mientras que con la otra mano señala la tierra, “la realidad material”. Platón posee los rasgos de Leonardo da Vinci, quien ya era muy apreciado en su época.
Dejando estos dos personajes, los demás se reparten en grupo, dialogan entre ellos, escuchan, aprenden.
A la izquierda de verde y de perfil vemos a Sócrates, enumerando con sus dedos. Le escucha atento un joven armado que se ha venido a interpretar como Alejandro Magno. Junto a él, Jenofonte de azul y verde, el historiador y militar se distrae pensando en sus próximas campañas.
Más abajo coronado con pámpanos vemos a Epicuro.
Pitágoras se encuentra en primer plano a la izquierda, absorto en su escritura, un discípulo le sostiene la pizarra. Averroes, el filósofo de la Al Ándaluz medieval se asoma interesado. Su tez morena y ropaje oriental nos identifica al personaje.
Hipatia de Alejandría, filósofa neoplatónica nos mira envuelta en su túnica blanca.
En medio de la composición aparece “el oscuro de Éfeso”, Heráclito, con los rasgos del escultor Miguel Ángel, muy apreciado por Rafael.
El anciano de azul echado sobre la escalinata es Diógenes, su postura y aislamiento delatan al fundador de la Escuela de los Cínicos, quien buscaba una vida carente de lujos y comodidades. Según la tradición vivía en una tinaja en la más extrema pobreza, apreciando lo elemental de la Naturaleza.
En el grupo de la derecha, Euclides enseña Geometría, Ptolomeo y Zoroastro, sostienen el globo terráqueo y el joven de gorro negro que nos mira directamente es Rafael. El propio pintor también quiere ser partícipe en el conocimiento y se retrata junto a su maestro Perugino.
Los cuatro peldaños del templo, podrían simbolizar las cuatro “Artes liberales” que formaban el “quadrivium”: La Aritmética, la Geometría, la Astronomía y la Música.
El templo del Saber queda presidido como vemos por las esculturas de Apolo a la izquierda y Minerva a la derecha. El dios de la razón, el equilibrio y la armonía, junto a la diosa de la Sabiduría e Inteligencia.
Pitágoras se encuentra en primer plano a la izquierda, absorto en su escritura, un discípulo le sostiene la pizarra. Averroes, el filósofo de la Al Ándaluz medieval se asoma interesado. Su tez morena y ropaje oriental nos identifica al personaje.
Hipatia de Alejandría, filósofa neoplatónica nos mira envuelta en su túnica blanca.
En medio de la composición aparece “el oscuro de Éfeso”, Heráclito, con los rasgos del escultor Miguel Ángel, muy apreciado por Rafael.
El anciano de azul echado sobre la escalinata es Diógenes, su postura y aislamiento delatan al fundador de la Escuela de los Cínicos, quien buscaba una vida carente de lujos y comodidades. Según la tradición vivía en una tinaja en la más extrema pobreza, apreciando lo elemental de la Naturaleza.
En el grupo de la derecha, Euclides enseña Geometría, Ptolomeo y Zoroastro, sostienen el globo terráqueo y el joven de gorro negro que nos mira directamente es Rafael. El propio pintor también quiere ser partícipe en el conocimiento y se retrata junto a su maestro Perugino.
Los cuatro peldaños del templo, podrían simbolizar las cuatro “Artes liberales” que formaban el “quadrivium”: La Aritmética, la Geometría, la Astronomía y la Música.
El templo del Saber queda presidido como vemos por las esculturas de Apolo a la izquierda y Minerva a la derecha. El dios de la razón, el equilibrio y la armonía, junto a la diosa de la Sabiduría e Inteligencia.